miércoles, 24 de junio de 2015

El uso del concepto "estrategia"

Si bien es cierto el concepto de estrategia empresarial empieza a utilizarse desde fines de la década del 50, del siglo pasado, el tratado en sí se ha profundizado desde inicios de la década de los 90, también del siglo pasado. La pregunta obligada sería por qué esta distancia de tiempo desde su uso inicial y profundización. La respuesta va por el lado de la “estabilidad o inestabilidad relativa” del entorno empresarial.

Nadie puede estar en contra de hacer uso de una estrategia empresarial para conseguir objetivos económicos, dentro de un entorno altamente competitivo; es más, la misma estrategia le da carácter e identidad al accionar de la empresa. Pero, es necesario tener en cuenta algunos aspectos relacionados con la estrategia.

Por ejemplo, una brillante estrategia puede verse saboteada por una pobre ejecución, por planes y programas de actividades mal hechos, o por ejecutores escasos de capacidad o mínimas competencias laborales exigidas. Peor aún, se comete el error común de creer que, vasta formular la estrategia para que las cosas ocurran, para que los resultados se obtengan.

Es absolutamente cierto, la estrategia le da dirección y sentido al futuro accionar de la empresa; le dice “lo que debe hacerse”. Dicho de otra manera, la estrategia esta relacionada con visión, misión y efectividad. La formulación de la estrategia es necesaria, pero no suficiente; hay que agregarle acción, ejecución.

Además, dependiendo de las decisiones estratégicas tomadas, como, por ejemplo, obtener liderazgo tecnológico, las acciones y recursos deben estar en coherencia con dichas decisiones. Prometer al mercado “calidad”, sin tener colaboradores que practiquen estos principios, es obtener un fracaso seguro, del que costará mucho recuperarse.


¿Qué se pretende hacer o conseguir? ¿Qué recursos se han asignado para lograrlo? ¿Se les ha encargado las tareas a las personas que saben cómo hacerlo? ¿El alto ejecutivo, tiene visión de conjunto y de largo plazo? ¿Qué se está haciendo actualmente? Son preguntas que debemos hacernos antes de lanzarnos a la ejecución.

miércoles, 27 de mayo de 2015

¿Por qué inicié este blog?

Desde que empecé a estudiar la maestría en administración, he venido siguiendo el desarrollo teórico sobre la gerencia y el manejo empresarial y las nuevas herramientas conceptuales que nos han asombrado, tanto estratégicas (Planeamiento Estratégico, Balanced Score Card, Océano Azul, Resiliencia y otras),  como operacionales (Calidad Total, Sistema de Producción Toyota, Benchmarking, Reingeniería y otras).

El propósito de este blog es participar del debate en el sentido de evitar el calco y la copia, y también el dogmatismo miope en la aplicación: Muchos aplican estas nuevas herramientas al pie de la letra, simplemente porque  “están de moda”.

Por mis lecturas de Peter Drucker, desde inicios de los años 80, me llegué a interesar en la práctica japonesa al respecto. Ellos, cuando se enteran de una nueva herramienta producida en occidente, principalmente en Estados Unidos, la analizan profundamente, la aceptan como excelente, pero no la copian ni la aplican mecánicamente; la mejoran hasta superarla, quedando irreconocible la herramienta.

Lo han hecho con la matriz del Boston Consulting Group (BCG), con el ciclo de vida de los productos, con el planeamiento estratégico, con la cadena de montaje del sector automotriz, etc.

Henry Mintzberg, ese famoso canadiense, experto del planeamiento estratégico, contó en una ocasión una anécdota ocurrida al final de una de sus clases en Harvard. Un alumno se le acercó y le preguntó: “¿Qué quiere que juguemos con sus herramientas, al crucigrama o al LEGO?”. Lo que le estaban preguntando era si debían ajustar todas las herramientas de formas establecidas, o tenían que ser utilizadas creativamente para construir nuevas, así como lo están haciendo los japoneses, desde hace muchas décadas.

¿Qué estamos haciendo nosotros en este asunto? ¿Constatamos si la nueva herramienta sirve para interpretar nuestra realidad y elaborar una solución original? ¿Copiamos, fielmente, porque la aprendimos en una universidad de prestigio y porque  la dice un “gurú” y es de origen estadounidense?


Nuestro amauta José Carlos Mariátegui, nos enseñó: “ni calco ni copia, sino creativamente.”