A comienzos de los
años 90, del siglo pasado, Paul O´Neil, en aquella época CEO de ALCOA, hizo la
siguiente reflexión: “El mejoramiento continuo es exactamente la idea correcta
si se es el líder mundial en lo que se hace. Pero es una terrible idea si no se
es así. Tal vez sea una idea desastrosa si uno se encuentra en una posición
retrasada con respecto al estándar mundial… necesitamos mejorar a pasos
agigantados y rápidos. No podemos sentirnos satisfechos de diseñar un plan que
nos lleve al estándar mundial existente en un tiempo prolongado, porque si
aceptamos tal plan, nunca seremos líderes a nivel mundial”. Está claro que, hay
que distinguir la estrategia, que incluye la posición, de la herramienta
operacional que nos permitirá lograr nuestro objetivo.
La Calidad Total (que
incluye el mejoramiento continuo), Just In Time, Benchmarking, Reingeniería
(que incluye innovación con un diseño radicalmente nuevo de las operaciones),
son herramientas operacionales que, deben usarse según la estrategia que
queremos ejecutar. Si recurrimos a las estrategias genéricas de Michael Porter,
el Liderazgo en Costos se basará en herramientas operacionales que le permitan
alcanzar altas eficiencias, intensificando el uso de todos sus recursos, y a la
Reasignación de Recursos. Si usamos la estrategia de Diferenciación, tendremos
que recurrir a la Innovación con ideas disruptivas que, se harán operativas con
la Reingeniería. Si usa la estrategia de Enfoque, tendrá que recurrir a la
Mejora de Procesos y la Innovación, como Inditex de Zara.
Hemos tenido mucho
tiempo de confusión sobre las nuevas herramientas operacionales y el
planeamiento estratégico, que se tradujeron en discusiones y polémicas
complicadas que, en vez de hacernos avanzar, frenaban aún más el ponerlas en
práctica. La reflexión de Paul O´Neil deja en claro esta necesaria comprensión
de lo que realmente debe hacerse, no sin antes haber planteado la estrategia
empresarial, que nos señalará la herramienta operacional que necesitamos
aprender y dominar, para ejecutar la estrategia con excelencia. Muchas
empresas, incluidas las muy grandes, se veían inclinadas a poner en práctica
las herramientas operacionales, simplemente, porque se habían puesto de moda.
Se dejaba de lado lo que se quería conseguir que, supuestamente, tiene que estar
planteado en la estrategia empresarial.