¿Quiénes formulan las
estrategias competitivas en las empresas, los recursos, el capital o las
personas? Son las personas; entonces, es necesario tomar en cuenta las características
hoy presentes en la gente que contratan las empresas. En los últimos veinte
años se han ido manifestando tres importantes cambios e íntimamente ligados que
afectan las forma en que la gente es empleada; pero también es importante tomar
en cuenta cuál es la nueva “filosofía” del personal contratado, de los millenials
que hoy son los que postulan, desde las grandes hasta las pequeñas, empresas.
Por supuesto que esto tendrá una influencia en la formulación y ejecución de la
estrategia.
Primero, cada vez más las
organizaciones contratan por fuera actividades relacionadas con el manejo de
los recursos humanos. Segundo, las organizaciones utilizan más empleados que no
son permanentes o de tiempo completo. Tercero, y más importante, a las personas
se las considera cada vez más no sólo como empleados sino también como activos
de valor. En consecuencia, los empleados están cambiando sus actitudes hacia el
trabajo, y la naturaleza de la lealtad y el deber en la sociedad se está modificando.
El impacto sobre las decisiones estratégicas requiere la comprensión de las
fuerzas que impulsan esas tendencias y las responsabilidades que deben
asumirse.
Actualmente se ve mayores
posibilidades para la educación, mayor libertad de expresión y pensamiento, más
igualdad, la erosión de las jerarquías tradicionales y el respeto, mayor
movilidad social y geográfica de la mano de obra y otros cambios sociales. Hace
un siglo, millones de personas trabajaban en fábricas grandes e intimidantes,
aceptando una estructura de mando jerárquico y paternalista; los trabajadores
se agruparon en sindicatos. Hoy, los sindicatos son más débiles, los empleados
tienen mayores aptitudes y nivel de instrucción, las empresas son más horizontales
y las lealtades son menores. Entonces, la conducción de la gente exige un
genuino liderazgo de parte del estratega.