jueves, 6 de septiembre de 2018

Cambios, información y proactividad estratégica



El estratega de estos tiempos tiene que ser una persona muy flexible, en el sentido de saber adecuar su comportamiento gerencial a las nuevas fuerzas competitivas que se han puesto de manifiesto en cualquier sector industrial o comercial en el que sea la principal cabeza dirigente. Tiene que hacer de su empresa como el bambú, que se muestra flexible a cualquier magnitud que tenga la fuerza del viento.

En estos nuevos entornos inciertos y de cambios rápidos, los estrategas tienen que saber proporcionar estabilidad, certeza y una buena base de respuestas. Los nuevos estrategas tienen que comunicar y poner en práctica un conjunto coherente de valores y principios para que el proceso de cambio sea factible. Deben basarse en la certeza de un enfoque específico antes de conducir a la gente al cambio, y lograr convertir la incertidumbre en riesgo calculado.

Los estrategas que practican el liderazgo necesitan información para entender y comprender las complejidades de su entorno y para asegurar la acción efectiva. Pero debe ser consciente que la cantidad de información disponible en estos días es abrumadora, lo que genera la posibilidad de caer en la duda y la parálisis por exceso de análisis. La solución consiste en trabajar por medio de un conjunto de principios que permitan captar y filtrar lo relevante, para generar acción efectiva.

Los estrategas de hoy deben ser de respuestas, más que de reacciones; mejor si son de propuestas, más que de respuestas, es decir, proactivos, manejando temas planificados o emergentes con igual éxito. Conjugar ambos, no es fácil. Con mucha frecuencia, las empresas se encuentran comprometidas con estrategias y planes con visión de largo plazo que tal vez se debiliten por los acontecimientos o porque están apagando incendios y reaccionando a las circunstancias, con poco o nada de perspectiva para lograr el crecimiento sostenido.

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