martes, 21 de febrero de 2017

El Enfoque Estratégico


La estrategia, como una abstracción conceptual, es una sóla; lo que observamos en la acción empresarial es un uso de distintos enfoques, es decir, lo que percibimos son formas diferentes de estrategia. Es como el concepto de “materia”, ésta en sí no existe, lo que existen son distintas formas de materia. Si yo le pido alguien que me traiga un poco de materia, me traerá una forma específica de materia. La estrategia la podemos considerar como un patrón o modelo de decisiones, que determina y revela los objetivos, propósitos o metas empresariales. Cualquier enfoque que utilicemos, produce las principales políticas y planes para lograr tales metas, define la línea de negocios a que aspira una compañía y establece el tipo de organización económica y humana que es o pretende ser.

Toda estrategia, sea ésta que esté formalmente establecida o en la cabeza del dueño de la empresa, implica y define ciertos compromisos inalterables, que vienen determinados, obligatoriamente, por la misión que se quiere cumplir y el objetivo que se quiere lograr: el nivel de calidad de los productos o servicios, la tecnología que debe usarse, calidad de materia prima o insumos, calidad de los esfuerzos del recurso humano. La estrategia fracasa si se dejan de lado o violan estos compromisos. Las determinantes básicas del carácter de una empresa deberán cambiar sustancialmente, dependiendo de la elección hecha sobre la matriz producto-mercado. ¿Qué ha decidido la empresa, ampliar participación porcentual de mercado, desarrollar mercado, desarrollar producto o diversificación?


La interdependencia de propósitos, políticas y acciones organizadas, deben servirnos para descubrir qué es lo que hacemos mejor que cualquier otro competidor; es decir, identificar ventajas competitivas, que deben existir o desarrollarse si no las tenemos, en los procesos internos de la empresa, y que hacen que los clientes nos prefieran, en vez de a la competencia. Las ventajas competitivas, al final significan capacidad para movilizar fuerzas que nos aseguren o nos den altas posibilidades de lograr éxito en el mercado. En otras palabras, lo que haga la empresa no tendrá sentido, a menos que sea capaz de decidir o establecer la razón por la que está haciendo algo: la calidad de la acción del estratega y la motivación que le transmite poder no pueden valorarse desconociendo su relación con el propósito. (tomado de Henry Mintzberg)

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