La mayor cantidad
de artículos sobre este tema se basa en cómo
debería diseñarse o formularse, de
manera intencional la estrategia. Ha habido mucho consenso sobre la forma en que la estrategia se formula, sin embargo,
han surgido otros enfoques al respecto. Actualmente, existen dos corrientes de
consenso. La primera, se origina en la década de los 60, siendo Kennet Andrews,
de la Escuela de Negocios de Harvard, la persona asociada comúnmente con este
enfoque; también, al mismo tiempo que, Igor Ansoff expresó concepciones muy
similares. La segunda, surgió alrededor
de 1980, que es más bien un desarrollo de la primera que una refutación de la
misma, siendo Michael Porter la persona más asociada y representativa de esta
corriente. Hablaremos, primero, del enfoque de Kennet Andrews.
Lo escrito por
Andrews, sirve para introducir la noción básica de que, en última instancia, la
estrategia precisa el logro de una adecuada articulación entre la situación
externa (oportunidades y amenazas) y la capacidad interna (fuerzas y
debilidades). El enfoque de Andrews surge directamente de algunos conceptos
militares. Tanto el enfoque militar como el de Andrews intentan compensar el
impacto de los recursos mediante la concentración de esfuerzos en una zona definida
de dominio y, al mismo tiempo pretenden anticipar los efectos de fuerzas
externas que representan peligros potenciales. Si no se poseen la suficiente
cantidad y calidad de recursos, hay que compensarlos, necesariamente, con mayor
uso de inteligencia y creatividad.
Cuando se
interpreta el enfoque de Andrews, se hacen evidentes, con rapidez, cierto
número de premisas fundamentales. Destacan entre ellas: la clara distinción que
se hace entre la formulación de la estrategia y la implantación de la misma,
que es de hecho, la distinción entre pensar y actuar; la creencia de que la
estrategia debe ser explícita; la noción de que la estructura debe seguir a la
estrategia, en otras palabras que se diseñe de acuerdo con la estrategia; y el
asumir que la estrategia se deriva del liderazgo formal de la organización.
Este modelo o patrón ha probado ser de utilidad en diversas circunstancias,
porque permite analizar una situación estratégica y pensar acerca de la
elaboración de la estrategia; haciendo la aclaración de que, este patrón no puede
o no debe aplicarse en forma mecánica. (Tomado de Henry Mintzberg)
Interesante el artículo!!
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