¿Qué tipo de tarea es la que se encarga de la evaluación de la
estrategia, es intelectual, objetiva, subjetiva? Definitivamente, debemos
reconocer que, los aspectos que comprende la evaluación de la estrategia tienen
que ver con el poder y la autoridad; entonces, la evaluación debería empezar en
la alta gerencia, en la cabeza de la organización. Esto explica la razón por la
cual las empresas emprenden, rara vez, una evaluación explícita y formal,
quizás por el temor de que quede al desnudo los errores o decisiones
defectuosas que se tomaron en la alta gerencia. En tal sentido, la evaluación
de la estrategia no es tanto una tarea intelectual, sino propiamente un proceso
organizacional.
¿Con qué tipo de decisiones y acciones está relacionada la evaluación de
la estrategia? Como proceso, la evaluación de estrategia es el resultado de
actividades y eventos que guardan una estrecha relación con los sistemas de
control y recompensas de una empresa, así como con sus respectivos sistemas de
planeación e información, con su historia y cultura particulares. De esta
forma, su desempeño está en la práctica integrado más directamente con la
responsabilidad y calidad de la administración estratégica de la compañía, que
con cualquier otro esquema analítico en especial. La cultura de la empresa,
¿qué tanto reconoce, fomenta y premia la importancia que se le debe dar a la
evaluación de la estrategia?
Hoy más que nunca, por tratar de conservar la posición competitiva
ganada, la evaluación de la estrategia constituye una tarea fundamental, por
cuanto el entorno en el que se desempeña la empresa es de rápidos cambios y de
agresiva competencia. La calidad de la evaluación puede quedar asegurada por la
presencia de gerentes que sean capaces de mantener un enfoque dual en sus
acciones: de misión y de visión; y, deben de ser capaces de, percibir la
estrategia dentro del contexto de la actividad diaria, así como poder elaborar
y mantener estructuras y sistemas que hagan de los factores estratégicos el objeto
de toda actividad ordinaria: se evalúa con el único propósito de mejorar o
innovar.