¿Cuántas veces un estratega se encuentra en situaciones en las que no tiene
todos los hechos que debería conocer para tomar decisiones estratégicas? El
estratega nunca podrá averiguar todos los hechos necesarios y suficientes. La mayor
parte de sus decisiones tienen que basarse en conocimientos incompletos, o bien
porque la información no se encuentra disponible o porque costaría demasiado
tiempo y dinero conseguirla. Para tomar una buena decisión estratégica no es
necesario conocer todos los hechos, pero es necesario saber qué información
falta. Cuando la información no se puede obtener, hay que suponerla; los hechos
siguientes dirán si nos equivocamos o no.
Los estrategas responsables, conocen y utilizan mucho las aplicaciones prácticas
y comerciales de la tecnología de la información. Las organizaciones de mayor
éxito y eficacia utilizan la tecnología para detectar mercados, innovar, ganar
flexibilidad, adquirir más velocidad, aprender, vender, cooperar con los
clientes y mantenerlos, administrar la cadena de suministros, mejorar la
eficiencia, gestionar riesgos, orientar, conducir y facultar. Pero todas estas
ventajas y facilidades de la tecnología no adormecen al estratega; por el
contrario, piensa que más es lo que queda por aprender sobre qué puede hacer y,
particularmente, cómo se la emplea.
La información es clave para desarrollar y sostener la ventaja
competitiva, elemento medular de la estrategia empresarial. La información es
la forma en que las personas dentro de la organización comunican, expresan,
consultan y comparten conocimientos con otros, para realizar actividades y
alcanzar objetivos comunes. Si los conocimientos radican principalmente en las
personas, entonces al utilizar la información, la gente se puede informar entre
sí y estar al tanto sobre las decisiones, acciones y resultados de su trabajo
en la empresa. Es a través de la información que los gerentes y colaboradores
generan valor comercial y mejoran el rendimiento.
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