Limitar la definición de estrategia a unas pocas ideas recién aprendidas,
es peligroso. La definición es compleja porque comprende una serie de aspectos
que, es imposible que un solo enfoque las resuma todas. Veamos cómo han
evolucionado los métodos para la toma de decisiones, en relación al estratega,
su tiempo, posición y lugar. Empecemos por el administrador clásico y su método. Henri Fayol, desarrolló un
conjunto de actividades y principios de administración, clasificando las
actividades de gestión en cinco: planificación, organización, coordinación,
mando y control. ¿Debemos dejar de lado estos conocimientos porque son de 1910?
Sería una enorme torpeza si el ejecutivo moderno procede de esta manera;
conocer la evolución de los conceptos nos da mayor solidez intelectual.
Este enfoque del administrador clásico, en relación con la toma de
decisiones y actividades de gestión, tiene que ver en gran parte con la medición
y la mejora de las capacidades internas
de la organización. Se resalta la jerarquía, generalmente en la forma de
planificación y control vertical, la fijación de metas formales y la medición
del rendimiento, los programas para implantar mejoras funcionales, todo desde arriba
hacia abajo, a través de la organización científica y la estructura formal.
Frederick Taylor, fue el primero que introdujo el concepto de las ciencias de
la administración en el trabajo del departamento de producción; Fayol, lo hizo extensivo
a la parte administrativa o la gestión. Como puede apreciarse, este es un
enfoque en el que predomina lo interno; lo externo se mostraba casi estable.
El enfoque interno clásico se afianzó verdaderamente una vez que los
empresarios, como Henry Ford, se dieron cuenta de que necesitaban concentrarse
en la productividad de sus nuevas fábricas. Esto condujo al desarrollo de
líneas de producción eficientes y a un enfoque en la calidad de la producción,
proceso que empezó en los años cincuenta, incrementó su eficiencia en la
industria japonesa y luego se afianzó más ampliamente en los ochenta. Edward
Deming, fue el estadounidense que ayudó a los japoneses a mejorar sus procesos
productivos a principios de los años cincuenta. Este énfasis puesto en medir y
controlar presagió la llegada del movimiento de gestión de la Calidad Total. El
gran valor de este enfoque del administrador clásico reside en el marco de
acción estructurado que proporciona.
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