¿Cómo puede darse cuenta usted
que tiene realmente mentalidad o enfoque estratégico? Más que concentrarse en
el “perfil” del estratega, hay que ver las cosas que hacen los estrategas
exitosos, qué actitudes y conductas asumen ante el futuro de la empresa. Por
ejemplo, por su capacidad de visualizar lo que no existe, establecen una visión
para su empresa. Antes, tienen muy claro cuál es el negocio de la empresa,
entonces, saben cuál es la misión, su razón de ser. Establecen objetivos y
metas que todo el mundo entiende; elaboran alternativas u opciones para lograr
dichos objetivos; tienen un amplio y profundo conocimiento de la realidad del
sector y su mercado. Saben lo que deben hacer y selecciona a la gente que sepan
cómo hacerlo, creando las condiciones internas para que la motivación fluya en
la empresa.
Definitivamente, en un mundo
complejo y turbulento se necesita una combinación de competencias que al final definen
el estilo del estratega, y la combinación exacta dependerá de las personalidades
de quienes tengan la responsabilidad de tomar decisiones. Parece algo trillado,
pero no se puede dejar de repetir que, el estratega tiene muy presente todo lo
relacionado con las fuerzas y debilidades de la organización, su entorno y la posición
que ocupan actualmente. Luego, clarifican, establecen y adquieren las
capacidades que requieren adoptar, y adoptan las competencias que el enfoque o
estilo de liderazgo sea el más apropiado para realizar exitosamente la
estrategia. Es posible que en su estilo o enfoque estén presentes herramientas
conceptuales del pasado, pero aún vigentes.
Dentro de estos temas, se
incluyen también: la necesidad de un liderazgo estratégico efectivo y la toma
de decisiones en todos los niveles de la organización. La necesidad de pronosticar
y manejar la incertidumbre, lo que requiere intuición, comprensión creativa y
capacidad para responder a los eventos en forma rápida, eficiente e
imaginativa. Lo que importa no es lo que conocemos, sino cómo respondemos ante
lo que no conocemos. En un entorno complejo y competitivo, las organizaciones
deben estar alertas y poder adaptarse; la mejora continua siempre es valorada,
aunque a veces es necesario hacer innovaciones. La necesidad de manejar la
adversidad, no como un colapso o fracaso, sino como algo nuevo que nace en el
mercado.
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