lunes, 31 de julio de 2017

La actitud ante el entorno cambiante


Tal como el ser humano ha diseñado nuestra vida civilizada, haciendo uso de su libre albedrío y criterio, tiene que aceptar que, las crisis, en forma de recesiones, inflaciones, burbujas económicas y otras, son ya parte constitutiva del sistema económico que consideramos el “menos malo”. Por tanto, no debe sorprendernos la presencia de estas “crisis” cada cierto tiempo; lo que sí es nuevo es que, cada vez las vivimos con mayor frecuencia, y con una duración que supera ampliamente cuando acontecían hasta la década del setenta. Sin embargo, hoy en día, hay algunos estudiosos del comportamiento humano que nos dicen: “No hay crisis, hay cambios y quien no acepta los cambios entra en crisis”. Personalmente, me inclino por este enfoque, que tiene que ver con la ambición y “la mente del estratega”.

Nunca será posible conocer en un cien por ciento la causa de los cambios, a veces radicales, en las tendencias económicas, políticas, socio-culturales, técnicas y ecológicas, así como las posibilidades de éxito para el trabajo del estratega de una empresa; de allí el nombre de empresa “de capital de riesgo”. Algunas tendencias se muestran más fáciles de comprender y de cuantificar sus efectos, por su relativa lentitud con la que cambian. La magnitud y frecuencia del cambio de estas tendencias conducirá a diferentes expectativas del papel que las empresas deberían desempeñar. En este sentido, las empresas no podrán cumplir su misión, sólo con el uso eficiente de sus recursos; principalmente, será necesario la efectividad, que será posible por el grado de sensibilidad y criterio del estratega hacia el entorno.


De alguna forma u otra, el cambio afecta a todas las estrategias, por más originales y brillantes que estas sean. Una empresa tendrá éxito en el logro de su crecimiento sostenido, año a año, si es que ha aprendido a responder a los cambios que acontecen en el entorno, y a la variedad de interrelaciones que involucran las tendencias anteriormente mencionadas. Si los cambios que operan en el medio ambiente destruyen y generan oportunidades de negocio, se impone, entonces, la capacidad de desarrollar la planeación inteligente, y el poseer conocimientos profundos sobre el negocio en situaciones específicas relevantes para una empresa en particular. Las oportunidades de negocio y el riesgo inevitable que las acompaña exigen al estratega un serio interés en saber lo que acontece fuera de su empresa.

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