Si en época de
estabilidad relativa de la economía local o mundial, la estrategia empresarial
exigía agudeza de inteligencia para manejar un alto grado de centralismo, hoy
debe considerar aspectos de descentralización administrativa, específicamente,
en la toma de decisiones. Cada vez es más importante que las organizaciones,
sean locales, regionales o globales, estén centralizadas en ciertos aspectos y
descentralizadas en otros; deben confiar más en la capacidad de innovación de
las personas y que estas utilicen sus propias experiencias, pero que también
colaboren como parte de un equipo para planificar en el largo plazo y seguir
siendo flexibles y receptivas. Castigar el error, es un gran error; si el error
se dio por atreverse a hacer algo nuevo, hay que aprender la lección de él.
También es cierto
que, los negocios dependen de factores de gestión “duros”, como las finanzas,
la tecnología y los procesos; pero también de factores “blandos”, como el
liderazgo, la cultura organizacional, el trabajo en equipo y la creatividad.
Charles Handy, el pensador y autor británico sobre temas empresariales, dice: “Cualquiera
que sea el lugar hacia donde miremos, la paradoja parece ser la compañera del
progreso económico.” Las razones de esto no son difíciles de percibir. Las
presiones de la competencia, tanto para las personas como para las
organizaciones, están impulsando esa necesidad de sobresalir de nuevas maneras.
Y, recordemos, Microsoft, HP, Apple, Cisco System, son innovadoras porque
tienen gente innovadora.
Nuestra ambición nos
lleva a creer, en la mayoría de los casos, que podemos beneficiarnos haciendo
las cosas de maneras que parecen contradictorias respecto del modo en que se han
venido haciendo tradicionalmente. Si somos aventureros y audaces pero disciplinados,
el resultado tal vez sea extraordinario y posiblemente único, generando valor y
una inigualable ventaja competitiva. Quizás, el impedimento mayor para avanzar
y superar a los rivales en esta época sea nuestro aprendizaje aristotélico de
concebir las cosas enfrentándolas: o es blanco o es negro. Tenemos que aprender
que, no necesariamente debemos enfrentar los aspectos contrarios, sino
esmerarnos en hacerlos entrar en armonía, haciendo un cruzamiento de dichos
aspectos. En ello radica lo nuevo.
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