lunes, 20 de agosto de 2018

Paradojas de la estrategia empresarial



Si en época de estabilidad relativa de la economía local o mundial, la estrategia empresarial exigía agudeza de inteligencia para manejar un alto grado de centralismo, hoy debe considerar aspectos de descentralización administrativa, específicamente, en la toma de decisiones. Cada vez es más importante que las organizaciones, sean locales, regionales o globales, estén centralizadas en ciertos aspectos y descentralizadas en otros; deben confiar más en la capacidad de innovación de las personas y que estas utilicen sus propias experiencias, pero que también colaboren como parte de un equipo para planificar en el largo plazo y seguir siendo flexibles y receptivas. Castigar el error, es un gran error; si el error se dio por atreverse a hacer algo nuevo, hay que aprender la lección de él.

También es cierto que, los negocios dependen de factores de gestión “duros”, como las finanzas, la tecnología y los procesos; pero también de factores “blandos”, como el liderazgo, la cultura organizacional, el trabajo en equipo y la creatividad. Charles Handy, el pensador y autor británico sobre temas empresariales, dice: “Cualquiera que sea el lugar hacia donde miremos, la paradoja parece ser la compañera del progreso económico.” Las razones de esto no son difíciles de percibir. Las presiones de la competencia, tanto para las personas como para las organizaciones, están impulsando esa necesidad de sobresalir de nuevas maneras. Y, recordemos, Microsoft, HP, Apple, Cisco System, son innovadoras porque tienen gente innovadora.

Nuestra ambición nos lleva a creer, en la mayoría de los casos, que podemos beneficiarnos haciendo las cosas de maneras que parecen contradictorias respecto del modo en que se han venido haciendo tradicionalmente. Si somos aventureros y audaces pero disciplinados, el resultado tal vez sea extraordinario y posiblemente único, generando valor y una inigualable ventaja competitiva. Quizás, el impedimento mayor para avanzar y superar a los rivales en esta época sea nuestro aprendizaje aristotélico de concebir las cosas enfrentándolas: o es blanco o es negro. Tenemos que aprender que, no necesariamente debemos enfrentar los aspectos contrarios, sino esmerarnos en hacerlos entrar en armonía, haciendo un cruzamiento de dichos aspectos. En ello radica lo nuevo.

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