lunes, 26 de noviembre de 2018

Las finanzas y la estrategia empresarial



Parece ser muy fácil diseñar y formular estrategias empresariales, siguiendo únicamente las pautas dictadas en un texto o curso sobre planeamiento estratégico. Una estrategia empresarial es muy similar a un proyecto de inversión, que se usa para iniciar un negocio; la estrategia podría considerarse como un proyecto de inversión para que la empresa siga sostenidamente creciendo. En este sentido, a la estrategia empresarial se le debe evaluar su factibilidad técnica, económica y financiera, porque demandará el uso de grandes recursos monetarios. Entonces, la evaluación financiera no puede estar ausente en la medición de los resultados que se obtendrá con la estrategia.

Tradicionalmente, la gestión financiera se ha encargado en gran parte de producir las cifras necesarias para poder tomar decisiones comerciales y para establecer y hacer cumplir controles financieros. Actualmente, no se toma ninguna decisión de peso sin su participación. Las empresas han tomado conciencia de las complejidades de la gestión financiera y el gerente de finanzas tiene responsabilidades mayores en la gestión de riesgos asociados con la rentabilidad, el control de costos, el aumento del valor de la marca, la maximización del valor para los accionistas, la medición del rendimiento financiero y la fijación y evaluación de estrategias empresariales.

Está claro que, la salud de la empresa, para mantenerla en condiciones de sostener el crecimiento, depende cada vez más de la función financiera. Una estrategia empresarial brillante, elaborada para conquistar un nuevo mercado, tal como lo viene haciendo Zara a nivel mundial, por ejemplo, tiene que demostrar que, financieramente es rentable, luego de demostrar su factibilidad técnica y comercial. La escasa profundidad en el análisis de los distintos factores macro ambientales que no permitieron identificar amenazas, puestas de manifiesto durante la ejecución de la estrategia, elevaron los costos o redujeron los precios estimados, traduciéndose en escasa o nula ganancia, lo que desvirtuó la estrategia.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Estrategia empresarial y globalización



La tan hoy famosa y vigente globalización es un proceso que se inició a mediados de los años 80 del siglo pasado; pocas fueron las empresas que la entendieron desde su inicio y se resistieron a elaborar estrategias para aprovechar lo que comercialmente significaba. Principalmente, en Sudamérica el despertar fue con bastante atraso. Muchas empresas no supieron darse cuenta que la globalización presenta tanto oportunidades como desafíos; ha generado los mercados más grandes jamás conocidos y permite que los potenciales participantes sean más pequeños que nunca. La globalización hizo cierto el libro de Ernst Schumacher, “Lo pequeño es hermoso”.

Hay que analizar cuáles son las fuerzas emergentes de la globalización que afectan la estrategia. Primero, el poder es cada vez más desmesurado. Lo que interesa en la economía global no es el tamaño, sino otros factores tangibles como la originalidad y la reputación. Las empresas que producen algo escaso y de valor pueden ahora ejercer una cantidad contundente de poder e influencia. Antes se competía por dicha escasez dentro de un ámbito de un mercado local o nacional; ahora, la demanda potencial es mucho mayor. Por lo tanto, sube el precio o los volúmenes: cualquiera que sea lo que ocurra, el negocio se beneficia. Zara, con su moda de cortísimo plazo, es un ejemplo.

Segundo, los desarrollos detrás de la globalización, principalmente en tecnología, les exigen a las empresas actuar con velocidad y flexibilidad si estas desean seguir a la vanguardia de los competidores. El éxito de Internet en los noventa permitió que la gente se diera cuenta de que las empresas podían funcionar, más o menos sin estar limitadas por la geografía. Tercero, cuanto más globales llegamos a ser, más tribal es nuestro comportamiento. John Naisbitt, argumenta que cuanto más interdependientes nos convertimos en lo económico, más nos aferramos a todo lo que constituye nuestra identidad básica central; de allí el interés de occidentalizar el mercado asiático.

martes, 13 de noviembre de 2018

Planeamiento estratégico, ¿herramientas conceptuales o productos?



Peter Drucker, en su libro La Gerencia de Empresas, de 1954, cuenta una anécdota que describe de cuerpo entero el pensamiento que predomina aún sobre las herramientas de gerencia en general. “Hace pocos años recibí la siguiente carta del presidente de una compañía: ‘empleo 2,300 personas, en su mayoría mujeres, que realizan tareas de montaje no calificadas. Le agradeceré que me envíe lo antes posible una política de personal adecuada y adjunte una nota con sus honorarios’. Durante mucho tiempo consideré esta carta como una buena broma, aunque involuntaria.” Todo problema empresarial, creen se resuelve con alguna receta del consultor, incluido el planeamiento estratégico.

En los artículos de revistas especializadas, de blogs; en los libros que se trata profusamente sobre el tema del planeamiento estratégico, se espera encontrar alguna receta que calce con el problema particular de nuestra empresa, su relación de rivalidad con los competidores y su actuación en el mercado dentro de este contexto. Quisiéramos encontrar alguna receta o sugerencia que se acerque lo más a nuestra realidad y copiar mecánicamente la “solución” planteada. Nos resistimos a entender que, en estos tratados se describen herramientas conceptuales, teorías que sirven sólo como guías y que la solución es una decisión nuestra, usando conocimientos, experiencia y criterio.

Teóricos sobre planeamiento estratégico, como Alfred Chandler (Estrategia y estructura), Igor Ansoff (Estrategia corporativa), Kenneth Andrews (El concepto de estrategia), Michael Porter (Estrategia competitiva, Ventaja competitiva), Henry Mintzberg (Subida y caída de la estrategia), James Brian Quinn (Estrategias para el cambio), kenichi Ohmae (La mente del estratega), George Yip (Transformación estratégica) y otros, han escrito sobre herramientas gerenciales que nos servirán como referencia para no cometer errores cuando diseñamos y formulamos estrategias empresariales. No nos dicen qué hacer, sino lo que debemos tomar en cuenta al hacer.

lunes, 5 de noviembre de 2018

la escasez y la estrategia empresarial



¿A quién se le puede ocurrir pensar que, la escasez es un asunto de suma importancia para la estrategia empresarial? ¿No es contradictoria la escasez con la estrategia que busca mayores ganancias? Considérelo dentro de dos situaciones radicalmente distintas; una es, si la empresa ya opera en un mercado con esas características; la otra, si la empresa pretende ingresar a ese mercado. Definitivamente, la escasez tiene que ver con la economía de mercado, específicamente, con la oferta y la demanda. La alta rentabilidad se da dentro de un mercado de escasez, y dicha escasez es cada vez más posible por la exclusividad del conocimiento y la habilidad técnica.

Según la teoría económica, cuanto más abundante sea la oferta de un bien o servicio, menor será su precio, aun hasta el punto de que tal vez no sea rentable de producir y vender. Cuanto más escasa es la oferta, y cuando la competencia se ve contenida por fuertes barreras de entrada al sector como patentes, experiencia, ventaja competitiva u otras formas de conocimiento, es más probable que el bien o servicio genere ganancias. Donde existen dichas barreras, el mayor precio de un bien o servicio ya no se relaciona directamente con el costo de producción sino, por el contrario, con su valor percibido por la clientela, que a su vez se relaciona con su carácter de exclusivo.

Las empresas deben concentrarse en descubrir oportunidades de negocio, mantener una atención especial en el futuro y elaborar la estrategia que les permita beneficiarse con la escasez. ¿En qué se basa la escasez y dónde es posible que se desarrolle? Siendo realistas y optimistas, siempre habrá cuellos de botella, bloqueos o productos necesarios que no estén disponibles. Pero debido a que alguien en algún lugar aparecerá con soluciones innovadoras, la escasez no seguirá siendo la misma por mucho tiempo. Tener la perspectiva y el conocimiento para aprovechar dichos cambios es tan importante como la capacidad para después producir un valor para el cliente. Y si se puede anticipar a los cambios, se estará por delante de la competencia.