Continuando con
el seguimiento a la evolución del enfoque estratégico corporativo y empresarial,
nos mantenemos en la década de los 80 en la que aparecen Tom Peters y Robert
Waterman, con su famosa obra de la época, “En Búsqueda de la Excelencia”. En
esta obra ellos afirman que, tener clara consciencia de la visión de la empresa
era una de las herramientas fundamentales de un ejecutivo efectivo en su toma
de decisiones estratégicas, en relación con temas como: ¿dónde debería
posicionarse la organización en el mercado para sostener el crecimiento? ¿Qué
tipo de organización debería ser? ¿Qué principios conductores dirigen la
organización y cuál es la mejor forma de evaluarlos, comunicarlos y aplicarlos?
¿Cómo debería la organización asegurarse de estar coordinada y trabajando en
forma compatible?
Según este
enfoque, las visiones deben se asequibles y los ejecutivos visionarios deben ser
capaces de garantizar que se hagan realidad. Una organización que tenga una visión
poco realista de sus reales capacidades y su mercado, tal vez se encuentre en
problemas cuando vea que la rentabilidad futura de su industria se ve amenazada
por otras tecnologías que dejarán obsoletas, en corto tiempo, a la tecnología
actual. Cuando una organización no es consciente de sus fuerzas y es poco hábil
para descubrir oportunidades, entrará en graves problemas, porque se muestra
incapaz de planificar nuevos escenarios.
En tal sentido, no
es sólo la visión lo que importa, sino cómo ésta se desarrolla y si se mantiene
asentada en la realidad. Los ejecutivos expertos en planificar escenarios
pueden ayudar a que una organización se mantenga en contacto con la realidad
tanto internamente como en el entorno competitivo externo. Un enfoque
inteligente de la organización tiene que abarcar y considerar como
interdependientes por lo menos siete variables: estrategia, estructura, personal,
estilo de liderazgo, sistemas y procedimientos, conceptos rectores y valores
compartidos, y las habilidades o aptitudes actuales y esperadas de la organización.
Estas siete variables se resumieron en un esquema hexagonal al que se le llamó
Modelo McKinsey de las 7 Claves de la Organización.
Buen artículo!
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