lunes, 29 de octubre de 2018

El capital intangible y la estrategia



Ya es casi trillado decir que, nos encontramos en la era de la información. A comienzos de la década del 90, Michael Hammer, coautor de Reingeniería, identificándose con el enfoque empresarial de Peter Drucker, dijo que, las organizaciones tienen que rediseñarse alrededor de la información; ahora cada nivel jerárquico, cada división, cada área, cada departamento, tiene mucha responsabilidad informativa. Y, como se sabe, toda estrategia empresarial original de largo aliento, implícitamente, representa un rediseño organizacional. Luego de formulada y aceptada la nueva estrategia, la empresa ya no será la que era antes, porque a la estrategia le sigue la estructura.

El surgimiento del conocimiento y el capital intelectual, tal como lo concibió por primera vez Leif Edvinsson, de Skandia, la empresa de servicios financieros más grande de Suecia, sugiere que, para tener éxito, las empresas deberán concentrarse en: 1) La reconfiguración de los sistemas existentes (incluida la cultura de la organización) para ofrecer apoyo a los trabajadores de conocimiento. 2) La generación de una organización de aprendizaje que en forma permanente detecte, valorice y comparta información, además de emplearla en forma flexible para mejorar la eficiencia, generar nuevas ideas y añadir valor para los clientes. 3) Mejorar la productividad, a través de la capacitación y el entrenamiento de empleados en todos los niveles.

Las ideas implantadas por Leif Edvinsson, el primer director de capital intelectual nombrado en el mundo, considera que hay tres clases de capital: 1) El capital humano, que está en la mente de los empleados. 2) El capital estructural, que queda en la organización y, 3) El capital de clientela, que deriva de las relaciones que la empresa mantiene con sus clientes. El propósito es, determinar si el capital intelectual crece o decrece, concentrando la cultura y las ideas de la organización en aumentar sus activos intangibles. A su vez, el capital humano se divide en: enfoque en cliente; enfoque en procesos y enfoque en renovación y desarrollo. Administrar el capital intelectual alimenta la innovación y el nuevo pensamiento y predisposición mental en la organización.

No hay comentarios:

Publicar un comentario